«Mónica Montero a través de su cámara ha sido capaz de retratar a la perfección una Compostela vacía, casi irreconocible a los ojos del espectador. Consigue captarla, sentirla, expresarla, en definitiva, plasmar, con extraordinaria sensibilidad, la belleza de una Compostela confinada. Pero cada una de las fotografías desvela también diferentes espacios de la ciudad.
Ofrecen la posibilidad de descubrir una pequeña parte de la historia de una urbe con orígenes medievales —la más antigua de las ciudades medievales de Galicia— que se desarrolló durante las épocas moderna y contemporánea. Las calles desiertas y algunas de las principales edificaciones del centro histórico compostelano son testigos privilegiadas del paso del tiempo.
La historia y la fotografía podrán beneficiarse conjuntamente».
– María Seijas